Las montañas, la neblina, la humedad y la brisa son los anfitriones que invitan a adentrarse en territorio cacaotero milenario por excelencia y seguir por el sendero que conduce al mundo del chocolate. Detenerse ante el bullicio de los arroyos y ríos para escuchar el canto de las aves tropicales y chicharras, la historia desconocida del cacao en México.

La experiencia estética de la naturaleza, desde sus matices del verde que se difuminan en el paisaje hasta que éste se pierde en el horizonte, así como los acantilados y las cumbres son parte de la experiencia sensorial que gira alrededor del cacao en su ambiente natural. Esta experiencia sólo puede ser completada con el resto de los sentidos a través de las texturas, sabores y aromas que surgen al partir una mazorca de cacao y experimentarla, experiencia que va llevando de la mano al amante del chocolate a conocer de cerca los procesos de la semilla una vez extraída del cacao, fermentada, secada, tostada y convertida en chocolate.
© Pierre Guillaume
Si bien el cacao lo dio la naturaleza, el chocolate fue una creación humana, donde la semilla de cacao en contacto con la inteligencia y sensibilidad alcanza desarrollos que incluso hoy en día se continúan sofisticando. El chocolate es por tanto una experiencia cultural sin olvidar nunca su origen natural como ser vivo habitante de las montañas y los valles. El chocolate no puede ser desarraigado por completo de este origen y relacionado únicamente con los anaqueles de las grandes ciudades, si bien hay que reconocer que el chocolate es cultura ello también implica a los grandes maestros del chocolate, también hay que reconocer que un buen chocolate también es la experiencia de las huellas de su lugar de origen y ha de mantener ese carácter original y originario.
"De pronto, sorpresivamente, se abrió el bosque y de manera inmediata reconocimos a la distancia las pintorescas montañas de Chiapas, que al fondo se alzaban como un conjunto majestuoso rodeado por la niebla azul."
Suddenly, however, the forest opened, and in the distance we instantly recognized the picturesque mountains of Chiapas, which rose as a majestic cluster in the background, surrounded by the blue haze.
(Heller, Karl. Reisen in Mexiko in den Jahren 1845-1848)


"Ya habíamos cabalgado por seis horas cuando nos aproximamos a la orilla del Blanquillo, que previamente habíamos avistado desde las alturas de nuestro camino sinuoso. El camino pasaba a través de haciendas de cacao que adornaban la ribera."
We had already riden for six hours when we approached the banks of the Blanquillo, which we had previously glimpsed from the heights of our convoluted trail. The road passed along sitios of cacao that adorned its banks.
(Heller, Karl. Reisen in Mexiko in den Jahren 1845-1848)
"Una elegante avenida de palmas de coco decora la entrada a la villa, que se extiende al pie de las lomas desde donde bajan varios arroyos al Blanquillo y que proveen a sus habitantes de agua fresca."
A luxurious avenue of coconut palms decorates the entry to the village, which extended to the foot of the more small hills that send down the various rivulets of the Blanquillo and supply the inhabitants with drinking water.
(Heller, Karl. Reisen in Mexiko in den Jahren 1845-1848)


"Y de repente aún, nos encontrábamos en un lugar pintoresco, una vegetación exuberante, que involuntariamente nos deteníamos y nos perdíamos en silenciosa contemplación de una espléndida escena."
And yet at moments we encountered such a picturesque spot, a vegetation so exuberant, that we involuntarily halted our mounts and abandoned ourselves for a few minutes to quiet contemplation of this plendid scene.
(Heller, Karl. Reisen in Mexiko in den Jahren 1845-1848)
"Me encontré en una de las escenas más impresionantes de Chiapas, rodeado por el bosque más vírgen atravezado por innumerables arroyos… y con esa extraordinaria y exuberante vegetación cuya belleza sigo empeñado en lograr describir."
I found myself at one of the stateliest scenes of Chiapas, surrounded by the most virgin forest intersected by countless streams... and with that fine and exuberant vegetation whose beauty I have so often tried to describe.
(Heller, Karl. Reisen in Mexiko in den Jahren 1845-1848)



SANTA ANA
(Área Natural Finca Santa Ana)
Pichucalco actualmente alberga 553 hectáreas de selva protegida perteneciente a la antigua Hacienda Santa Ana importante productora de cacao y azúcar de caña del siglo XIX y XX en la ribera del río Blanquillo.
La reserva ecológica decretada en 1996 tiene una importancia innegable para la zona norte de Chiapas ya que son resguardadas especies caracterísitcas de la región entre las que destacan el Pecarí de Collar (Pecari tajacu), Hocofaisán (Crax rubra), Venado Cola Blanca (Odocoileus virginianus), Mono Araña (Ateles geoffroyi), Mono Saraguato (Alouatta pigra), Oso Hormiguero (Tamandua mexicana), Mico de Oro (Cyclopes didactylus), Tlacuache Dorado (Caluromys derbianus), Mico de noche (Topos flavus) y el árbol de mangle de agua dulce o Canacoite (Bravaisia integerrima)

Santa Ana, además de la conservación de la flora y fauna local, también realiza trabajos de investigación, difusión y educativos, además de ofrecer recorridos guiados.
